viernes, 13 de mayo de 2011

La tarde en que Perazzo se disfrazó de Platini

Por Ian Bastardo Sosa



El 9 capturó la pelota a la salida de un lateral, gambeteó a un rival, enganchó para adentro y probó suerte desde más de 40 metros. Enrique Vidallé, arquero de Argentinos, quiso retroceder, pero se convirtió en un espectador de lujo de un vuelo sublime que aterrizó en la red. Enseguida, la tribuna local de la cancha de Atlanta se fundió en una canción: “Flaco no te vayas, flaco vení, miralo a Perazzo parece Platini”. Como para decorar un gol inmortal, el árbitro Juan Carlos Lousteau le dio la mano al jugador en medio de la cancha.


San Lorenzo ganaba 1-0 y Argentinos arremetía en busca del empate hasta que, a los 42 minutos del segundo tiempo, apareció la genialidad de Walter Perazzo, quien fuera un verdugo habitual de los de La Paternal, para sentenciar el pleito.

"Cada tanto miraba al arquero y lo veía adelantado. Ganábamos 1 a 0 y Argentinos se venía. Y en un lateral, me la dieron y quería pegarle. Pero todos me salían a marcar. Hasta que me quedó el hueco y le pegué, sin mirar. Fue el gol más espectacular que hice", así lo definió años después el atacante.

Esa tarde del 15 de diciembre de 1985 no fue una más. Argentinos no era un equipo más. El conjunto dirigido por José Yudica, que también dirigió a San Lorenzo, acababa de caer por penales en la Copa Intercontinental luego de plantarle batalla al poderoso Juventus en Tokio.

La prosperidad de La Paternal contrastaba con la realidad de Boedo. Sin estadio luego de la pérdida del Gasómetro de Avenida La Plata y con una grave crisis institucional que lo había conducido en 1982 a la Primera B,  un joven y aguerrido equipo de San Lorenzo, que luego recibiría el mote de “Camboyanos”, remaba contra la corriente para pelear cada campeonato. 

Sin embargo, ese día nada importó en Villa Crespo. A los 15 minutos, Perazzo adelantó a los dirigidos por Nito Veiga y el broche de oro tuvo como artífice al mismo protagonista, que con ese imponente derechazo se coló para siempre en la retina de sus hinchas y despertó la comparación con la estrella francesa.

En la temporada 1985/1986,  Perazzo marcó 19 goles y finalizó como escolta de Enzo Francescoli, quien con 25 tantos se quedó con el trono y se consagró campeón con River. En tanto, San Lorenzo acabó séptimo con 40 unidades.

Nacido en Bogotá, Colombia, porque su padre, Alberto, quien también vistió las casacas del Ciclón y del Bicho, actuaba como delantero en Independiente Santa Fe, Perazzo arribó a los meses de vida a Argentina y vivió su infancia y adolescencia en San Lorenzo, donde realizó todas las divisiones inferiores y debutó en Primera División en 1979. Defendió la casaca azulgrana hasta 1981, cuando pasó a préstamo a Estudiantes.  La vuelta se produjo dos años después y la segunda etapa en el club se extendió hasta 1988.

Tras un paso por Boca, el delantero recaló en Argentinos. Pese a integrar un plantel con jerarquía que peleó el Apertura 1990, no pudo traducir en la red la esperanza que había suscitado. Sus dos gritos se dieron ante Vélez por el torneo local y frente a Flamengo en la ida de la primera fase de la Supercopa.



El camino de un goleador

·                    1979-1981 y 1983-1988  San Lorenzo de Almagro: 240 partidos y 77 goles
·                    1982-1983  Estudiantes de la Plata: 11 partidos
·                    1989-1990  Boca Juniors: 56 partidos y 12 goles
·                    1990 Argentinos Juniors: 11 partidos y 2 goles
·                    1991 Deportivo Cali (Colombia)
·                    1992 Bolivar (Bolivia)
·                    1993 Daewoo Royals (Corea del Sur)
·                    1994 Supra (Canadá)
·                    1994-1995 Deportivo Laferrere




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